sábado, 27 de octubre de 2012

ARTE COLONIAL AFRO-PERUANO: LA EMBARAZADA DEL PALENQUE*



Esta nota quiere discutir la posibilidad de que una talla en madera, recientemente encontrada, sea el único ejemplo hasta ahora conocido en el Perú de Arte Africano Colonial.  Por ahora, no es posible determinar la clase y el género de la escultura.  Representa una mujer desnuda y embarazada.  Los elementos sexuales y la gestación han sido vigorosamente subrayados por el artista.  La cabeza remata en un adorno cuya definición es discutible.  Podría ser una corona.  La cara no es precisamente femenina.  Por algunos de sus rasgos asemejaría una máscara.  El labio inferior ha sido acentuado.  Las extremidades han recibido un tratamiento diferenciado.  Los brazos están pegados al cuerpo.  Mientras que las piernas aparecen en movimiento muy dinámico.
Esta Embarazada fue encontrada en el departamento de Lima dentro del territorio de la llamada Cultura Chancay.  Por esta razón, con cierto automatismo ha circulado un primer diagnóstico que la define como perteneciente a esa cultura prehispánica.  Pero nada tiene que ver con esa tradición.  Nos encontramos, más bien, ante un símbolo vinculado a otros círculos culturales.
No coinciden las tendencias artísticas andinas con numerosos aspectos de La Embarazada: a) La rotunda intención del artista para representar la acción de caminar;  b) el énfasis somático del vientre y los pechos;  c) la sofisticación casi esquizofrénica de combinar varios estilos e intenciones que convencionalmente llamaríamos: la cara, el vientre, las piernas, los brazos.  Cada uno de los cuales corresponde a los sistemas representativos diferentes: cara-abstracción, vientre-realismo somatizado, piernas-movimiento; brazos-atrofia.
¿Cómo explicar la presencia de voluntades estéticas tan diversas?  ¿Cuál es dentro de ellas el núcleo dominante?  Por lo pronto hay que advertir que la Costa Central peruana, además de haber sido asiento de culturas andinas, fue también el territorio donde mayor desarrollo tuvieron los diversos fenómenos vinculados a la esclavitud colonial.  La Embarazada fue encontrada en la hacienda Vilca Huaura, antiguo predio jesuita.  Toda aquella zona estuvo principalmente destinada al cultivo de la caña durante los siglos XVI-XIX.  Como sabemos, la mayor producción cañavelera del Perú no procedía entonces de los valles norteños (como ocurre hoy día), sino del territorio comprendido entre Paramonga y Cañete.  Una ciudad dominical como Huaura, con sus cuatro iglesias, sólo puede ser explicada en función del gran auge económico gestado por la mano de obra africana que trabajaba en los predios vecinos.
Allí donde hubo esclavos surgió también el Cimarrón o sea el negro rebelde que huía de las haciendas.  Generalmente el Cimarrón aparece asociado en la literatura científica con el bandolerismo.  Pero esta es una imagen demasiado simple y convencional.  El Cimarrón es incomprensible sin el Palenque.  Esta palabra turca, Palenque (significa:  Fortaleza), fue adjudicada a las comunidades o aldeas de esclavos cimarrones debido a los cercos de caña y piedra que las rodeaban.  Pero el Palenque fue algo más que un cuartel.  Cumplió desde luego funciones defensivas y militares; los esclavos acostumbraban elegir, por eso, sitios estratégicos.  Pero, además, el Palenque era un Centro Convivencial ajustado a sus propias normas.  Dentro de él, los esclavos habían organizado algunas actividades artesanales.  No sólo destinadas al autoconsumo sino también al intercambio o comercio con los sectores populares vecinos.

Uno de estos palenques de cimarrones estuvo precisamente en las alturas de Vilca Huaura donde ha sido encontrada esta figura del Embarazo.  El Palenque de Vilca Huaura fue inteligentemente construido por los cimarrones en el mismo sitio donde antes hubo una pucara indígena.  Desde allí los cimarrones podían controlar fácilmente el camino Sayán-Huacho.  Así como las diferentes desviaciones que conectaban al Valle de Huaura con los de Supe y Barranca.  Existen todavía tradiciones en la zona que vinculan a la cestería con los negros y que mencionan intercambios de sal y pescado seco en lugar de canastas.  De ser confirmadas podrían corresponder a viejos patrones de relación entre los Palenques negros y las Comunidades Indígenas costeñas.  Lo cual implicaría el desarrollo de artesanías y culturas complementarias.

Dentro de esa Cultura del Palenque pudieron, quizás, evolucionar expresiones artísticas relacionadas con las estructuras religiosas del esclavo cimarrón, como esta Embarazada.  Muy poco sabemos al respecto.  Para muchos científicos sociales, la principal contribución de la Cultura Africana dentro del perú estaría vinculada, de un lado, a ciertos gustos dietéticos y, de otro, a las danzas.  Es posible que así haya sido durante el siglo XIX.  Pero no tenemos porqué generalizar.  Los primeros tiempos de la esclavitud americana bien pudieron presentar otras características.  No resulta improbable que hubiese un arte de transición a mitad de camino entre África y América.

El Palenque, dentro de esa perspectiva podría haber sido un activo centro de aculturación, donde fueron filtrados los elementos europeos para combinarlos con otros que procedían tanto de África como de las Culturas Andinas que circundaban a las comunidades esclavas.

En el caso concreto de la Embarazada, habría, sin embargo, que preguntarse cuánto hay de supuestamente andino, africano, caribeño o español.  ¿De dónde viene y qué significa esa vagina cortada al tajo que vincula dos zonas eróticas femeninas?  ¿Es africano el collar (si es collar), o lo que sea, que ostenta el pecho de la Embarazada?  ¿Lo es también el labio inferior tan desarrollado?  ¿Vemos mal cuando suponemos una voluntad de duplicación de la figura en su parte media?: Porque resulta que ese vientre y sus pechos, vistos frontalmente, son únicamente eso.  Pero la mujer recostada y de espaldas convierte esa sección en una cara, donde la vagina es una boca.

¿Cuáles de estos elementos pueden ser atribuidos a las diversas culturas que pudieron participar en la experiencia artística de los Palenques?
Ni siquiera podemos desestimar la posibilidad de una estrecha relación entre la Embarazada y lo que llamaríamos el Arte de los Negros Bozales.  Un arte “pre-Palenque”.  Bozal era, como sabemos, en negro recién arrancado, que llegaba a los mercados esclavistas sin hablar todavía español.  El estúpido desprecio colonialista efectuaba una módica metáfora al considerar que por no hablar el castellano esos hombres tenían, en verdad, un bozal, como los perros que no pueden ladrar cuando lo llevan.  No es improbable que los bozales practicaran un arte a las escondidas, mucho más próximos a las fuentes africanas originales de lo que podían hacer los negros criollos.  Esta figura del Embarazo y la maternidad pudo ser hecha en el Caribe Americano mientras su autor esperaba ser vendido.
Tampoco excluyo una solución todavía más compleja: La Embarazada pudo haber sido trabajada en diferentes etapas que corresponderían a otros tantos cambios en su respectivo uso simbólico.  Así podríamos explicarnos los huecos cavados a la altura del hombro, al parecer a fuego y mucho después de la factura original.  He visto algunas veces esculturas populares peruanas trabajadas en maguey o madera con huecos similares.  Representan imágenes sagradas.  En su caso, la explicación es la siguiente: son estatuas originalmente hechas con las extremidades fijas e inmóviles.  Los brazos están tallados
–diría mejor, “insinuados”– dentro de la materia base.  Tronco y extremidades forman un todo compacto.  Las vestimentas han sido representadas gracias al recurso simple de pintarlas sobre el cuerpo de la imagen, o de aplicarlas directamente mediante una composición de yeso y crudos.  En algún momento, la devoción ha querido vestir efectivamente a estos santos.  Ha bastado, en algunos casos, poner una capa encima de los hombros, pero otras veces han preferido introducir los brazos articulados y adornarlos con vestidos en miniatura como si fueran muñecas.  Bien podría La Embarazada haber estado sujeta a similares procedimientos.
Todas esas incertidumbres permiten, sin embargo, sugerir algunas conclusiones.  Antes que nada, parecería que el Arte Popular Peruano no podrá ser explicado atendiendo exclusivamente a sus dos componentes principales: lo andino, lo hispánico.  Tendrá también que incluirse lo africano.  Al lado de esta temprana figura del embarazado podrá, con el tiempo, asociarse expresiones hoy día mal entendidas, como ciertas máscaras de carnaval y algunos diseños de cestería costeña.
Esa cultura afro-andina podría ser detectada no sólo a través de análisis de objetos aislados.  Desde hace años vengo sugiriendo que en los numerosos residuos de palenques costeños, se efectúen investigaciones con vistas a una Arqueología de la Esclavitud.  No porque así nos “adelantamos a los gringos” ni sólo porque metodológicamente sea importante, sino porque el Palenque es una de las instituciones formativas del Perú.  Esta mujer embarazada, de grandes nalgas, con su cara para nosotros de demonio, sus pechos jóvenes, el talle alto y los brazos amarrados puede ser una ventana o una puerta de ingreso a ese mundo.











* Publicado en Revista Debate Nº 19.  Lima, Marzo de 1983.

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